"Quiero"

Juan 1: 1. En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2. Este era en el principio con Dios. 3. Todas las cosas por el fueron hechas, y sin el nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. 

Colosenses 1: 16. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 

La palabra brevísima quiero en los labios del divino Maestro, encierra un contenido profundo y esta revestida de la soberana majestad y potencia de su augusto personalidad. Esta palabra es la expresión de la divina filosofía que demuestra hasta lo sumo el sublime anhelo del Redentor hacia un mundo degradado y envilecido por el pecado.

1. Todas las cosas fueron hechas por Cristo. (Juan 15:3)

a. Aquel misterioso caos que envolvía la tierra en su principio y formación; aquellas densas tinieblas y eterno silencio que la rodeaba antes de la formación de las plantas, de las fuentes de las aguas, de los animales y del hombre, fue interrumpido por el solemne y poderoso: “Quiero,” del Verbo divino, por cuya indisoluble voluntad unida a la del Padre, y a la del Espíritu Santo vinieron todas las cosas a la existencia.

b. La Palabra de aquel Ser que hoy adoramos y cuya personalidad aparecía entonces envuelta para el hombre en el impenetrable misterio resonó come el trueno: "Quiero;" "Sea la luz, y la luz fue." (Génesis 1:3) La diáfana luz que envolvería el mundo y que ahuyentaría las tinieblas, aparece a la voz del Verbo divino.

c. "Quiero" repite, y se separan las tinieblas de la luz; "Quiero" y al momento aparece esa misteriosa y sublime cortina celeste. "Quiero." Júntense las aguas y descúbrase la seca, y fue así. Produzca la tierra hierba y arboles con sus correspondientes frutos; aparezca en el firmamento el astro Rey, y la plateada luna, que como misterioso testigo velaría en el profundo de la noche; salpica el firmamento de millones y millones de estrellas, y, el concertó universal de los misteriosos cantantes alados saltan de rama en rama expresando la gratitud al supremo Creador.

d. El ultimo "Quiero" lo expresa sin forzar la conciencia ni alterar en ningún punto el libre albedrio que está listo a conceder al ser que, aunque indignamente le iba a representar en este mundo. "Hagamos al hombre." El hombre viene a la existencia y el Señor le constituye rey de la creación.

2. La Caída Del Hombre

a. Toda la creación había obedecido a su Creador y se mantenía sumisa a Él. El hombre, sin embargo, se revela contra la ley de su Hacedor. Se envilece y se hace esclavo del pecado. La paciencia del Señor no se agota; su ternura y compasión no se extingue ante el primer fracaso de sus creaturas. Y, ante aquella tragedia satánica se oye la voz del Verbo divino haciendo estremecerse a Satanás en su guarida. "Quiero" salvar al hombre.

Génesis 3:15. Y pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el calcañar.

b. El tiempo sigue su curso y el pecado aumenta en el mundo; Dios, por medio de sus siervos reprende, consuela, libra a su pueblo, y de alguna manera preserva su Palabra. Viene el Salvador de mundo: nace y crece en sabiduría y en gracia delante de Dios y de los hombres; a los treinta años se bautiza e inmediatamente comienza su glorioso ministerio; camina de pueblo en pueblo, haciendo bienes y sanando tanto las enfermedades del cuerpo como del alma.

3. El Sentir Supremo De Cristo

Marcos 1:39 Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios. 40. Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme.41. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, se limpió.

a. Aparece en su camino un leproso, este le adora diciendo: "Señor, si quieres puedes limpiarme." Cristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. El expresa el mismo deseo que palpita en las páginas benditas de Antiguo Testamento. Dice: "Quiero, se limpió." Al instante desaparece aquella asquerosa enfermedad.

b. Le acompañamos a Getsemaní y helo ahí solo diciendo: "No como yo quiero sino como Tú." Sentimiento de sujeción.

c. Sigamos a Cristo hasta el Gólgota. Contemplémoslo, y, cuando ya casi sus labios se han cerrado; cuanto el frio glacial de la muerte sobre su santísimo cuerpo, clama: "Consumido es." Se acuerda de Juan, de su madre, del ladrón penitente, y viendo a sus enemigos con compasion, ruega y dice: "quiero Padre, perdonalos."

4. Baja al sepulcro y al tercer día se levanta victorioso. Asciende ante el Padre celestial, y, su sentir supremo aún está en pie: "Quiero que donde yo estoy, ellos estén conmigo."

Juan 17:24. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.

¿Quién no desea ver la gloria de Cristo?

2 Pedro 3: 9. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente par con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

Amen.

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